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jueves, 14 de agosto de 2008

TERROR -- LA PLANTA I -- STEPHEN KING

STEPHEN
KING
La Planta I


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4 de enero de 1981
Zenith House, Editores,
490 Park Avenue South
New York, New York 10017,
Señores:
He escrito un libro que quizás acepten publicar. Es muy bueno, todo es terrorífico y
real. Se llama Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas; conozco todas las cosas de
primera mano. El volumen incluye historias tales como "El Mundo de la Brujería," "El
Mundo del Éter," y "El Mundo de los Muertos Vivientes." También incluyo algunas recetas
para pociones, pero éstas podrían ser "censuradas" si les llegara a parecer que son demasiado
peligrosas, a pesar de que a la mayoría de las personas no le funcionarían en absoluto, y en
un capítulo llamado "El Mundo de los Hechizos" explico las razones.
Ahora les estoy ofreciendo este libro para su publicación. Estoy ansioso por vender
todos los derechos (salvo los de la película; yo mismo haré el film. Si lo desean también hay
fotografías. Si están interesados en este libro (ningún otro editor lo ha visto, estoy
enviándoselos porque ustedes son los editores de Casas Sangrientas, que fue bastante
bueno), por favor contesten con el franqueo postal pago que he adjuntado. Enviaré el
manuscrito con estampillas de retorno por las dudas de que el libro no les guste (o no lo
entiendan). Por favor respondan lo más pronto posible. Opino que es inmoral enviar un
manuscrito a varias editoriales, pero quiero vender Verdaderos Cuentos de las Plagas
Demoníacas cuanto antes. ¡En este libro hay algo "jodidame**e asustadizo!" ¡Si entienden lo
que quiero decir!
Sin otro particular,
Carlos Detweiller
147 E. Calle 14, Depto. E
Central Falls, R.I. 40222
memorándum de oficina
A: Roger
DE: John
REF: Presentaciones/11-15 Enero, 1981,
Un nuevo año, y la nieve fangosa en el montón de lodo sigue creciendo
ininterrumpidamente. No sé cómo le estará yendo al resto de tus esforzados favoritos de la
editorial, pero yo continúo empujando la piedra existencial de los ambiciosos inéditos de
América, o al menos la parte de ellos que me toca. Lo cual sólo es para decir que ya leí mi
porción de basura de esta semana (y no, no he estado fumando lo que W. C. Fields llamaba
"la sustancia ilícita", es simplemente que estoy teniendo un día pesado).
Con tu aprobación, estoy devolviendo 15 largos manuscritos que llegaron sin ser
solicitados (ver Devoluciones, en la próxima página), 7 "borradores y capítulos de muestra"
y 4 inclasificables que se parecen un poco a textos mecanografiados. Uno de ellos es un libro
de algo llamado "poesía de sucesos gay" titulado Succiona Mi Gran Pija Negra, y otro
titulado La Pequeña Lolita, que trata de un hombre enamorado de su alumna de primer
grado. Al menos eso creo. Está escrito con lápiz y es difícil decirlo con seguridad.
También con tu aprobación, te estoy pidiendo que veas borradores y capítulos de muestra
de 5 libros, incluyendo al nuevo destripador-de-corpiños de ese bibliotecario de mal genio de
Minnesota (los autores nunca curiosean en tus archivos, ¿no, jefe?). Podría considerarse
como una sumisión llana, pero el pobre desempeño de Sus Besos Ardientes no lo justifica ni
siquiera nuestro desastroso sistema de distribución: a propósito, ¿ni una palabra de qué está
pasando con los Distribuidores Unidos de Novedades?). Sinopsis para tus archivos (más
abajo).
Por último, y probablemente no tenga importancia, estoy añadiendo una curiosa carta de
un tal Carlos Detweiller de Central Falls, Rhode Island. Si yo regresara a la Universidad
Brown, especializándome alegremente en Lengua Inglesa, planeando escribir grandes
novelas, y trabajando bajo la premisa errónea de que todos quienes publicamos debemos ser
brillantes o por lo menos "realmente inteligentes," tiraría la carta del Sr. Detweiller en
seguida. (¿Carlos Detweiller, –me pregunto ahora a mi mismo, mientras sacudo las teclas de
esta vieja Royal– puede que sea un nombre real? ¡Ciertamente no!) Probablemente utilizaría
unas tenazas para manipular esta carta, por las dudas de que la obvia dislexia del hombre
fuese contagiosa.
Pero dos años en Zenith House me han cambiado, Roger. Las vendas se han caído de mis
ojos. No podrás tener realmente a los pesos pesados como Milton, Shakespeare, Lawrence, y
Faulkner en potencia hasta que hayas almorzado en Hamburguesas Cielo con el autor de
Ratas del Infierno o hayas ayudado al creador de Acuchíllame, Querido a superar su actual
bloqueo de escritor. Llegas a comprender que el gran edificio de la literatura tiene un jodido
montón más de subsótanos del que te imaginabas cuando te escondiste tu primer libro bajo la
remera para toquetearte (¡no, no he estado fumando hierba!).
Está bien. Este tipo escribe como un alumno de tercero ligeramente brillante (todas las
frases lo confirman; su carta tiene el encanto de un tipo pesado bajando las escaleras con
botas de la construcción), pero también lo hace Olive Barker, y considerando nuestro
endeble sistema de distribución, a su serie de Viento Flotante le fue bastante bien. La frase
en el primer párrafo, donde dice que él conoce todas estas cosas "de primera mano" sugiere
que está algo ding-dong. Ya sabes lo que quiero decir. Su afirmación de que piensa dirigir la
película sugiere que es un ding-dong con delirios de grandeza. Creo que ambos sabemos eso.
Además, apostaría mi último par de calzoncillos (¡estoy usándolos, y eso que están más que
gastados!) que, a pesar de su negativa, cada editor de New York ha visto Verdaderos
Cuentos de las Plagas Demoníacas. La lealtad a una compañía sólo puede llegar hasta cierto
punto, colega; ni un alumno de tercero ligeramente brillante empezaría en Zenith House.
Supongo que esta carta ha sido vuelta a escribir pacientemente y vuelta a enviar por el
infatigable (y probablemente obsesionado) Sr. Detweiller por lo menos cuarenta veces,
empezando con Farrar, Straus & Giroux, o quizá incluso con Alfred A. Knopf.
Pero creo que hay una posibilidad –aunque extremadamente remota– de que este Sr.
Detweiller pueda haber investigado el suficiente material como para crear realmente un libro.
Tendría que ser reescrito, por supuesto –su carta de preentación lo deja perfectamente claro–
y el título apesta, pero tenemos varios escritores en nuestro staff que estarían más que
contentos de hacerse un poco el escritor-fantasma y llevarse unos fáciles $600. (Te ví hacer
una mueca de dolor; digamos $400. Probablemente la infatigable Olive Barker sea la mejor
de ellos. También creo que Olive se da con Valium. Los toxicómanos trabajan más duro que
las personas normales, jefe, como creo que ya sabes. Al menos hasta que se mueren, y la
pendenciera de Olive es fuerte. Ella no luce demasiado bien desde su ataque de apoplejía –
odio la forma en que el lado izquierdo de su cara simplemente cuelga allí– pero ella es
fuerte.)
Como decía, las oportunidades escasean, y siempre es un poco arriesgado alentar a un
loco evidente, ya que luego resulta muy difícil librarse de ellos (¿recuerdas al General
Hecksler y su libro Veinte Flores Psíquicas de Jardín? Durante algún tiempo pensé que el
hombre podría llegar a ser genuinamente peligroso, y, desde ya, él fue la razón principal de
que el pobre viejo Bill Hammer renunciara). Pero en realidad, Casas Sangrientas anduvo
bastante bien, y la cosa completa –fotografías borrosas y todo– nos llegó desde la Biblioteca
Pública de New York. Así que dime: ¿agregamos a Carlos a Devoluciones, o lo invitamos a
que envíe un borrador y capítulos de muestra? Decida rápido, o gran líder, para poder
mantener en equilibrio el destino del universo.
John
de la oficina del editor en jefe
A: John Kenton
FECHA: 15/1/81

MENSAJE: ¡Por Cristo, Johnny! ¿Alguna vez te callaste en tu vida? ¡Ese memorándum tenía
más de tres páginas de largo! Si no estabas drogado, no tienes ninguna excusa. Rechaza la
maldita carta de presentación, dile a este Carlos Como-Se-Llame que envíe su manuscrito, o
cómprale un pony, haz lo que quieras. Pero ahórrame la puta tesis. No las recibo ni de Herb,
ni de Sandra, ni de Bill, y tampoco las quiero de tí. "Empala la mierda y cállate,"
¿Por qué no haces de esta frase un lema?

Roger

P.D. Harlow Enders llamó de nuevo hoy; parece que vamos a seguir recibiendo los
cheques del sueldo por lo menos durante otro año. Después de ese tiempo, ¿quién lo sabe?
Dice que en junio va a haber una "valoración de posición", y en enero próximo una "revisión
total de la posición global de Zenith en el mercado"; traduzco estas dos frases empalagosas
diciendo que podríamos estar en venta en el próximo enero a menos que mejore nuestra
posición en el mercado, y, dado nuestro actual sistema de distribución, no veo cómo ésto
pueda llegar a suceder. Mi cabeza va a explotar. Tal vez tenga un tumor cerebral. Por favor,
no me envíes más memorándums largos.

P.P.D. ¿No te parece que La Pequeña Lolita es de verdad un título bastante bueno? Nosotros
podríamos comisionarlo. Quizá esté pensando en Mort Yeager, él tiene cierto toque para esa
clase de cosas. ¿Recuerdas La Muestra de Lencería Adolescente? La muchacha de La
Pequeña Lolita podría tener once años, pienso, ¿no tenía doce la Lolita original?

memorándum de oficina
A: Roger
DE: John
REF: Posible tumor cerebral

Me suena más como un dolor de cabeza por ansiedad. Toma cuatro Quaaludes y llámame
por la mañana. A propósito, Mort Yeager está en la cárcel. Por encubrimiento de propiedad
robada, creo.
John
de la oficina del editor en jefe
A: John Kenton
FECHA: 16/1/81
MENSAJE: ¿No tienes trabajo para hacer?

Roger

memorándum de oficina
A: Roger
DE: John
REF: Agresividad sin piedad por parte de superior insensible
Si, le escribiré una carta a Carlos Detweiller, el ganador del Premio Nacional del Libro
del año próximo.

John
P.D. Y no te molestes en agradecerme.
16 de enero de 1981
Sr. Carlos Detweiller
147 E. Calle14, Depto. E
Central Falls, Rhode Island 40222,
Estimado Sr. Detweiller,
Le agradezco la interesante carta del 4 de enero, con la breve pero intrigante descripción
de su libro, Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas. Le daría la bienvenida a una
sinopsis más completa del libro, y lo invito a que nos envíe capítulos de muestra (preferiría
capítulos 1-3) con su resúmen. Tanto la sinopsis como los capítulos de ejemplo deben estar
tipeados a doble espacio, en una resma de papel de buena calidad (y no del que se borra fácil,
ya que capítulos enteros tienen la costumbre de desaparecer en el correo).
Como usted ya sabe, la Zenith es una pequeña casa de libros de bolsillo, y nuestras listas
actualmente emparejan nuestro tamaño. Como nosotros publicamos sólo originales,
recibimos varias grandes propuestas; como somos una editorial pequeña, las propuestas que
leemos son, en la mayoría de los casos, devueltas, porque no parecen encajar con nuestras
necesidades actuales. Todo lo cual es mi manera de advertirle que no interprete esta carta
como un convenio a publicar su libro, porque ése no es definitivamente el caso. Le sugeriría
que mande por correo la sinopsis y los capítulos de muestra con la idea de que rechazaremos
finalmente su libro. Entonces usted estará prepararado para lo peor... o agradablemente
sorprendido si encontramos que es apropiado para Libros Zenith.
Por último, aquí tiene las advertencias normales en que insiste nuestro departamento
legal (y los departamentos legales, hasta donde yo sé, de todas las editoriales): debe usted
adjuntar la estampilla adecuada para asegurar el retorno de su manuscrito (pero por favor no
envíe el efectivo que cubra la estampilla), debe comprender que Zenith House no acepta
ninguna responsabilidad en el retorno seguro de su manuscrito, aunque nosotros tendremos
todo el cuidado razonable, y que, como le dijera anteriormente, nuestro acuerdo en leerlo no
es de ninguna manera un convenio para publicarlo.
Espero tener noticias suyas, y confío encontrarlo bien.

Atentamente,
John Kenton
Editor asociado
Zenith House, Ediciones
Avenida South Park 490
New York, New York 10017

memorándum de oficina


A: Roger
DE: John
REF: después de considerarlo...
... estoy de acuerdo. Escribo demasiado. Añadido a esto hay una copia de mi carta a
Detweiller. Parece una sinopsis de El Desnudo y el Muerto, ¿no te parece?
John

21 de enero de 1981
Sr. John Kenton, Editor,
Zenith House, Ediciones,
Avenida South Park 490
New York, New York 10017,

Estimado Sr. Kenton,
Le agradezco su carta del 16 de enero que acabo de recibir. Mañana le estoy enviando el
manuscrito entero de Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas. Hoy tengo poco
dinero, pero mi jefa, la señora Barfield, me debe como cinco dólares de la lotería.
¡Muchacho, ella no puede resistirse ante esas tarjetitas para raspar!
Le enviaría una "sinopsis más completa", tal como usted le dice, pero no hay ninguna
razón para hacerlo cuando usted puede leerlo por sí mismo. Como dice el Sr. Keen, de mi
edificio, "Por qué describir a un invitado cuando usted mismo puede ver a ese invitado." El
Sr. Keen realmente no tiene una profunda sabiduría pero de vez en cuando dice algo así de
ingenioso. Traté de instruirlo en una ocasión (al Sr. Keen) en los "misterios más profundos"
y él sólo dijo, "Cada uno a lo suyo, Carlos." Creo que usted probablemente estará de
acuerdo en que éste es un comentario tonto que sólo parece ingenioso.
Debido a que no tenemos que preocuparnos por la "sinopsis más completa," emplearé mi
carta para contarle algo sobre mí. Tengo veintitrés años (aunque todos dicen que parezco
más viejo). Trabajo en la Casa de Flores de Central Falls para la señora Tina Barfield, que
conoció a mi madre cuando ella todavía vivía. Nací el 24 de marzo, lo que me hace un
Ariano. Las personas de Aries, como usted sabe, son muy psíquicas, pero salvajes. Por suerte
para mí, yo estoy en la "cúspide" de Piscis, lo que me da el control que necesito para tratar
con el universo psíquico. He intentado explicarle todo esto al Sr. Keen, pero él sólo
responde: "Hay algo de pescado en tí, Carlos," él siempre está bromeando de esa manera y a
veces puede llegar a ser muy irritante.
Pero ya es suficiente sobre mí.
He trabajado en los Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas durante siete años
(desde que tenía 16). Mucha de la información que hay allí la recibí de la tabla "OUIJA". Yo
usaba la "OUIJA" con mi madre, con la señora Barfield, con Don Barfield (él ahora está
muerto), y a veces con un amigo mío llamado Herb Hagstrom (que también murió, pobre
muchacho). De vez en cuando también se unían otros a nuestro pequeño "círculo". ¡Allá en
nuestros días en Pawtucket, mi madre y yo éramos bastante "sociales"!
Algunas de las cosas que averiguamos de la "OUIJA" están descriptas con "detalles
horripilantes" en Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas: 1. ¡La desaparición de
Amelia Earhart fue realmente el trabajo de demonios! 2. Fuerzas demoníacas al trabajo en
H.M.S. Titanic. 3. El "tulpa" que infestó a Richard Nixon. 4. ¡Habrá un Presidente de
ARKANSAS! 5. Y más.
Claro que esto no es "todo". "No me enfríes, recién estoy precalentándome", como diría
el Sr. Keen. En cierta forma, los Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas son como
El Necronomicón, sólo que ese libro era de ficción (inventado por H. P. Lovecraft, que
también era de Rhode Island) y el mío es de verdad. Tengo historias asombrosas de
"aquelarres" de magia negra a los que he asistido, tomando una pócima y volando a ellos a
través del éter (recientemente he ido a los aquelarres de Omaha, Nebraska; Flagstaff,
Arizona, y Fall River, Massachusets, sin abandonar "el comfort de mi propio hogar").
Probablemente esté usted preguntándose, "Carlos, ¿esto significa que es un estudiante de las
'Artes Negras'?" ¡Sí, pero no se preocupe! Después de todo, usted es mi "conexión" para
conseguir la publicación de mi libro, ¿no es así?
Tal como le dije en mi última carta, también hay un capítulo, "El Mundo de los
Hechizos", que la mayoría de las personas encontrará muy interesante. Trabajar en un
invernadero y tienda de flores ha sido especialmente bueno para trabajar con hechizos,
puesto que la mayoría de ellos requieren hierbas y plantas frescas. Soy muy bueno con las
plantas, incluso la señora Barfield se lo diría, y ahora estoy cultivando algunas muy
"extrañas" en la parte trasera del invernadero. Probablemente sea demasiado tarde para
ponerlo en este libro, pero como el Sr. Keen a veces me dice, "Carlos, el momento de pensar
en mañana es ayer". Quizá podríamos hacer una continuación, Plantas Extrañas. Hágame
llegar su opinión al respecto.
Concluiré ahora. Hágame saber que recibió el manuscrito (con una postal será
suficiente), y póngame al corriente lo más pronto posible sobre los porcentajes de derechos
de autor, etc. Yo puedo ir a N.Y.C. cualquier miércoles en el tren o en el autobús de la
Greyhound si usted quiere tener un "almuerzo de publicación", o puede venirse hasta aquí y
le presentaré a la señora Barfield y al Sr. Keen. También tengo más fotografías que las que le
estoy enviando. Estoy feliz por la publicación de Verdaderos Cuentos de las Plagas
Demoníacas.
Su nuevo autor,
Carlos Detweiller
147 E. Calle 14, Depto. E
Central Falls, R.I. 40222

memorándum de oficina

A: Roger
DE: John
REF: Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas, por Carlos Detweiller,
Acabo de recibir una carta de Detweiller con respecto a su libro. Creo que, al invitarlo a
presentarla, cometí el peor error de mi carrera editorial. Oooh, la piel me está empezando a
arder...
de la oficina del editor en jefe
A: John Kenton
FECHA: 23/1/81

Te hiciste la cama. Ahora métete en ella. Después de todo, siempre podemos conseguir
un escritor-fantasma,¿no es cierto? Je-je.
Roger
25 de enero de 1981

Querida Ruth,
Me siento casi como si estuviera en el medio de un maldito arquetipo; hay segmentos
del New York Times del domingo en el suelo, un viejo álbum de Simon y Garfunkel en el
estéreo, y un Bloody Mary al alcance de mi mano. La lluvia golpeando en el vidrio lo hace
todo más acogedor. ¿Estoy intentando ponerte nostálgica? Bien... tal vez un poco. Después
de todo, la única cosa que falta en la escena eres tú, y probablemente estés montando una
tabla de surf más allá de la línea de las grandes olas mientras escribo estas palabras (y
llevando una bikini casi inexistente).
En realidad, sé que estás trabajando duro (probablemente no demasiado) y estoy
convencido de que tu doctorado va a ser un record mundial. Lo que pasa es que la semana
pasada fue un verdadero show del horror para mí, y tengo miedo de que pueda haber más por
llegar. Entre otras cosas, Roger me acusó de ser un pesado (bueno, realmente eso fue la
semana anterior, pero ya sabes lo que quiero decir), y creo que siento acercarse un ataque
real de pesadez. Trata de soportarme, ¿de acuerdo?
Básicamente, el problema es Carlos Detweiller (con un nombre como ése no podía ser
otra cosa que un problema,¿verdad?). Va a ser un problema a corto plazo, el viejo Carlos,
como hiedra venenosa o una llaga en la boca, pero tal como sucede con estas dos cosas,
saber que el problema es a corto plazo no alivia todo el dolor... sólo te salva de que te
vuelvas loco.
Roger tiene razón; tiendo a aburrir de tan pesado que soy. Sin embargo, eso no será lo
mismo que tener logorrea*. Intentaré evitarlo. A los hechos, entonces. Como ya sabes, todas
las semanas nos llegan presentaciones "por encima de la ventanita". Son las que están
dirigidas a los "Caballeros", "Estimado Señor", o "A Quien Corresponda"; en otras
palabras, un manuscrito que nadie solicitó. Bien... no todos son manuscritos; al menos la
mitad de ellas son las que nosotros, editores modernos, llamamos "cartas de presentación"
(¿todavía no te cansaste de tantas comillas? Deberías leer la última carta de Carlos; te
cansarías de ellas de por vida).
Sin embargo, todas ellas serían cartas de presentación si esta bola de fango realmente
fuera el mejor de todos los mundos posibles. Como el 99% de los otros editores en Nueva
York, nosotros ya no leemos manuscritos no solicitados; al menos, ésa es nuestra política
oficial. Lo decimos tanto en el Mercado del Escritor, como en el Anuario del Escritor, El
Independiente, y en La Gacetilla de la Pluma. Pero, aparentemente, del montón de aspirantes
a Wolfes y a Hemingways que hay allá afuera, ninguno lee estas cosas, no las creen cuando
las leen, o simplemente las ignoran; escoje lo que mejor te parezca.
Al menos, en la mayoría de los casos le echamos una mirada al lodo, si éste está escrito a
máquina (por favor que no se te escape ni una palabra de esto o nos veremos inundados de
manuscritos y Roger probablemente me mate; ya le falta poco para hacerlo, creo). Después
de todo, Gente Común apareció de la nada y la primera persona que lo leyó fue un asistente
editorial que de casualidad se dio cuenta de que era una historia genial. Pero ésa, por
supuesto, fue una oportunidad en un millón. Yo nunca he visto un manuscrito no solicitado
que parezca algo más que el trabajo de un brillante alumno de quinto. Claro que Zenith
House apenas se acerca a Alfred A. Knopf (nuestro título líder para febrero es Escorpiones
del Infierno, por Anthony L. K. LaScorbia, su continuación a las Ratas del Infierno), pero a
pesar de eso... uno tiene esperanzas...
Detweiller, por lo menos, siguió el protocolo y envió una carta de
*Nota del Traductor: juego de palabras entre gonorrea y enfermedad del “logotipo”
presentación. Herb Porter, Sandra Jackson, Bill Gelb y yo nos distribuimos las que entran en
la semana antes de cada lunes, y yo tuve la desgracia de que me tocara ésta. Después de
leerla y reflexionar durante unos veinticinco minutos (tiempo más que suficiente para
escribirle a Roger un largo y jadeante memorándum sobre el asunto que, bajo las actuales
circunstancias, probablemente nunca vaya a repetir), le escribí una carta a Detweiller
pidiéndole que nos mandara unos capítulos de muestra y un borrador del resto. Y el viernes
pasado recibí una carta que... bueno, para abreviar, no estoy seguro de cómo describirla. Él
tiene veintitrés años y parece ser el empleado de una vieja floricultora de Central Falls, con
una fijación por su madre y la convicción de que asiste a sabbats de brujas por toda América
drogándose con nuez moscada, o algo así. Ya me estoy imaginando aquelarres en las playas
de estacionamiento de los Moteles Six.
Pensé que los Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas de Carlos (ya he logrado
superar el punto en que sólo el título tenía el poder de hacerme empalidecer y estremecerme
en mis zapatos) podría ser una investigación aficionada de algún chico; algo que podría
recortarse, exprimirse y venderse al público de Amityville Horror. Es que su carta original
era corta, y tan llena de esas meticulosas oraciones objeto-predicado, como para que uno
pudiera creerlo. Y mientras que nunca tuve ninguna ilusión de que el hombre fuera un
escritor, asumí que por lo menos era capaz de leer y escribir, lo que resultó ser un
pensamiento totalmente infundado. Es más, el solo hecho de releer la carta original de
Detweiller me hace preguntar cómo pude alguna vez garrapatear la frase Esto tiene cierto
encanto aún a medio cocer en el margen... y aún así, ahí está.
¿Y qué hay con eso? te estarás preguntando. Podía darle una mirada al manuscrito cuando
llegara y luego enviarlo de vuelta con una carta con la leyenda: "Zenith House lamenta
informarle", etc. Eso estaría correcto... pero también equivocado. Está equivocado porque
los tipos como Carlos Detweiller demasiado a menudo resultan ser un mal caso de piojos;
fácil de contraer, pero del que ni el mismo diablo te cura. Lo peor de todo esto es que le
mencioné este mismo hecho a Roger en mi más que largo memorándum original sobre el
libro, recordándole al General Hecksler y su Veinte Flores Psíquicas de Jardín; debes
acordarte de que te conté cómo el General nos bombardeó con cartas documento y llamadas
telefónicas luego de que le rechazáramos el libro (no puedes estar enterada, sin embargo,
acerca del correo que Herb Porter recibió de él, en el que Hecksler se refería a Herb como "el
Judío Señalado", una referencia que ninguno de nosotros ha descifrado hasta el momento).
Se puso cada vez más agresivo, y justo antes de que su hermana lo encerrara en un asilo del
estado, Sandra Jackson me confesó que tenía miedo de irse sola a su casa; dijo que temía que
el General saltara desde una puerta oscura con un cuchillo en una mano y un ramillete de
flores psíquicas en la otra. Me dijo que lo peor de todo aquello era que ninguno de nosotros
sabía cual era su aspecto; habríamos necesitado una pericia caligráfica en lugar de una
fotografía para poder identificarlo en una ronda policial.
Y por supuesto todo esto suena divertido ahora, pero no fue gracioso cuando ocurrió;
sólo después de que su hermana nos escribiera descubrimos que éramos simplemente una de
sus obsesiones menores, y desde ya él resultó ser peligroso; sino pregúntale al chofer de
autobús de Albany al que apuñaló.
Y sabiendo todo esto –incluso se lo mencioné a Roger– invité despreocupadamente a
Detweiller a que me enviara una copia de su libro.
Por supuesto, el otro asunto (y conociéndome tanto como me conoces, probablemente ya
lo has adivinado) es muy sencillo: me disgusta errar tan alevosamente. Si un ignorante como
Carlos Detweiller pudo engañarme tan bien (imaginé que su libro debía de ser fantasmal,
cierto, pero aún así no es ninguna excusa), ¿cuánto material bueno me estoy perdiendo? Por
favor no te rías; estoy hablando en serio. Roger siempre está haciendo jirones mis
"aspiraciones literarias", y supongo que tiene derecho a eso (ningún progreso en la novela
esta semana si es que te interesa; este asunto de Detweiller me ha deprimido demasiado),
considerando dónde terminó el antiguo director de la Sociedad Milton de la Universidad
Brown (terminó alentando a Anthony LaScorbia para que se pusiera a trabajar en su nueva
obra épica, Avispas del Infierno). Pero creo que aceptaría gustosamente seis meses de cartas
del evidentemente loco Carlos Detweiller, repletas de amenazas veladas que se vayan
volviendo un poco menos veladas con cada misiva, si me pudieran asegurar que no dejé
pasar algo bueno debido a una respuesta crítica totalmente equivocada.
No sé si esto es más o menos desalentador, pero Roger mencionó en uno de sus Famosos
Memorándums que la Corporación Apex va a darle a Zenith al menos un año más para que
deje de personificar a un perro muerto y empiece a mostrar algún aumento en las ventas. Él
recibió las noticias de Harlow Enders, el jefe interventor de Apex en New York, así que
probablemente sea cierto. Supongo que es una buena noticia cuando consideras que en estos
días no cualquiera en el mundo de la publicación tiene una oficina adonde ir, ni siquiera con
una compañía cuyo más constante y más grande serie leída es la del Macho Man y cuyo
problema interno más grande no son los espías que hacen copias de manuscritos para que los
estudios cinematográficos puedan conseguir una vista previa, si no que tiene cucarachas en
el refrigerador. Quizá no sea tan bueno cuando piensas en qué poco dinero tenemos para
gastar (quizá te merezcas los Carlos Detweillers del mundo cuando lo máximo que puedes
ofrecer como adelanto por derechos de autor es $1800) y la distribución de mierda que
tenemos. Pero nadie en Apex entiende de libros o del mercado de libros, incluso dudo si en
primer lugar alguien allí sabe por qué eligieron comprar Zenith House el año pasado,
excepto que lo hicieron porque se les presentó una compra barata. Las oportunidades de
que podamos mejorar nuestra posición (2% del mercado del libro de bolsillo, decimoquintos
en una lista de quince) en el transcurso del año próximo no son demasiadas. Quizá
terminemos casándonos en California después de todo, ¿eh, nena?
Bien, suficiente calamidades y pesimismo –mañana mandaré esto por correo y con suerte
volveré a trabajar en mi libro– y la próxima carta que te escriba será de la variedad "locuaz y
llena de noticias". ¿Quieres que le pida a Carlos que te envíe flores desde Central Falls?
Olvida que pregunté eso.
Con amor,
John

P.D. -Y dile a tu compañera de cuarto que no creo que fabricar "el Frisbee comestible más
grande del mundo" tenga ningún mérito en absoluto, Libro Guinness de los Records o no.
¿Por qué no le preguntas si tiene algún interés en sentarse en una bañera llena de fideos para
los Records Mundiales? El primero que la reviente se gana un viaje con todos los gastos
pagos a Central Falls, Rhode Island...
J.

memorándum de oficina
A: Roger
DE: John

REF: Verdaderos Cuentos de las Plagas Demoníacas, por Carlos Detweiller,
El manuscrito de Detweiller llegó esta mañana, envuelto en bolsas de la compra,
asegurado con cinta (roto en su mayor parte), y aparentemente tipeado por alguien con
terribles problemas de control motriz. Es todo tan malo como me lo temía: pésimo, más allá
de toda esperanza.

Este puede y debe ser el fin, pero algunas de las fotografías que él adjuntó son
intensamente perturbadoras, Roger, y éste no es ningún chiste, así que por favor no te lo
tomes como si lo fuera. Ellas son una rara conglomeración de fotos en blanco y negro
(sacadas con una Nikon, supongo), en color (también con la Nikon), y unas Polaroid SX de
70 tiros. La mayoría de ellas son de ridículos hombres y mujeres maduros, vestidos con batas
negras con signos cabalísticos cosidos en ellas, o de hombres y mujeres maduros con nada en
absoluto, exhibiendo zancas flacas, pechos caídos, y barrigas enormes. Se ven exactamente
como uno supone que las personas de Central Falls imaginarían a qué debiera parecerse una
Misa Negra (en algunas de ellas hay un hombre mucho más joven que probablemente sea el
mismo Detweiller; este joven siempre está enfocado de atrás o con su cara en las sombras), y
el escenario parece ser, en la mayoría de los casos, un invernadero; me imagino que
relacionado con la floricultora donde Detweiller dijo que trabajaba.
Hay un paquete de seis fotos etiquetadas como "La Reunión Sagrada" que muestra
manifestaciones plásmicas tan obviamente falsificadas que dan lástima (lo que parece ser
un globo escarchado con pintura Day-Glo está flotando desde las yemas de los dedos del
médium). Un tercer paquete de fotografías (todas de SX-70) son del estilo de libro de
"exposición", con tomas de varias plantas que pretenden ser hierba mora mortal, belladonna,
pelo de virgen, etc. (es imposible para mí decir si las etiquetas están correctas, ya que no
puedo diferenciar a un arce de un pino ponderosa sin ayuda; Ruth probablemente lo sepa).
De acuerdo, ahora la parte perturbadora. Algunas de las fotografías con las escenas de la
"Misa Negra" (cuatro, para ser rigurosamente exactos) pretenden mostrar un sacrificio
humano... y a me parece que ellos quizá realmente mataron a alguien. La primera fotografía
muestra a un viejo con una sumamente realista expresión de terror en la cara, acostado sobre
una mesa en el invernadero que mencioné. Varias personas vestidas con túnicas están
sujetándolo. El hombre joven que pienso que es Carlos Detweiller está de pie a la izquierda,
desnudo, con lo que parece ser un cuchillo Bowie. La segunda foto muestra el cuchillo
enterrándose en el pecho del viejo compañero; en la tercera, el hombre que yo presumo
pueda ser Detweiller está metiendo la mano en la cavidad del pecho; en la última está
sosteniendo una cosa chorreante para que los demás puedan verla. La cosa chorreante se
parece muchísimo a un corazón humano.
Las fotos podrían ser completamente falsas, y yo sería el primero en admitirlo; supongo
que un hombre con efectos especiales medio decentes podría recrear algo así, sobre todo con
calma... pero los esfuerzos por engañar en las otras fotografías son tan dolorosamente obvios
que me pregunto si eso pueda ser así.
Solamente con ojearlas tengo suficiente como para vomitar las galletitas, Roger; ¿qué
pasaría si nos hemos tropezado con un grupo de personas que realmente están practicando
sacrificios humanos? ¿Asesinatos en masa, tal vez? Estoy asqueado, aunque por el momento
más asustado que otra cosa. Todo esto podría decírtelo personalmente, por supuesto, pero
parecía importante notificártelo por escrito, por las dudas de que termine siendo una cuestión
legal. Cristo, ojalá nunca me hubiese enterado de la existencia de Carlos Jodido Detweiller.
¿Por qué no vienes y le echas un vistazo a las fotos en cuanto puedas, si? Ni siquiera sé
si debo tomar el teléfono y llamar a la policía de Central Falls o no.
John
FIN DE LA PLANTA, PARTE UNO

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